domingo, 6 de diciembre de 2009

HABITACIÓN 1024

El martes de la semana pasada, día 24 de noviembre de 2009, ingresó mi madre en la unidad de cuidados paliativos para enfermos terminales. Yo sabía que no la volvería a tener más en casa, que era su último viaje en esta vida y sólo de ver su maleta me entraba mucha angustia en el cuerpo. La verdad es que no hay palabras para explicar esta sensación, porque ella pensaba que sólo estaría allí unos días para recuperarse y después volver a tener una vida medianamente normal. Ahora nos tienes que perdonar por no decirte la gran verdad del desenlance de la maldita enfernedad. Cuantas veces te dijimos que te ibas a curar, que lo ibamos a superar todos juntos, que esta enfermedad no podría contigo...

Su estancia en el hospital que duró una semana fue de lo peor que vivió mi madre, y lo único alentador que puedo decir es que tambíen he experimentado sensaciones increibles hacia ella, la he mimado y querido como nunca. Mamá, no se me olvidará como a pesar de no poder mover un sólo músculo de tu cuerpo, me transmitías lo que sentías con tu mirada y tus gestos y yo me lamentaba por la rabía de verte como un bebé con todo el sufrimiento reflejado en tu cara. No fue justo, el dolor que te has llevado sin poder hablar, sin poder moverte de la cama, sin poder tragar, con el miedo a lo que podría pasar, ¡y sin quejarte ni un solo momento ni lamentarte de tu situación!. Tú me has enseñado a luchar y a no quejarme de lo que realmente no tiene tanto valor incluso en tus últimos días. Eres una mujer muy fuerte que aún sin poder hablar con tu mirada lo decías todo, sin poder tragar comías y bebías obligandote tú misma, sin poder reír sonreías, sin poder abrazar me besabas la mejilla...eres la mejor, cualquier persona en tu situación habría tirado la toalla antes. Tu demostraste que querías vivir pero la enfermedad ha podido contigo y no te ha dejado disfrutar de la vida muchos años más. Qué injusto, ¿verdad?, con la de gente mala que tendría Dios que recoger... en fín como dicen algunos "nos ha tocado y nos ha tocado" ¡qué lastima, cuánto te echo de menos, no lo sabes bien!

Aún recuerdo las noches que viví contigo en el hospital, cómo mirabas las fotos que te colgamos en el corcho al lado de tu cama con toda la familia y amigos que de verdad te querían, y tambíen sé que tu última noche conmigo te despedistes de mí, no se me olvidará cómo me mirabas sin quitarme ojo como diciendome "hasta siempre, porque siempre me querrás como hija y yo como madre". Ese cariño lo sentí como una unión muy fuerte a base de amor inifinito. Gracias, mamá.

No debo olvidar los días tan malos que pasé porque para mí son lecciones que debo recordar y quiero que enseñen a dar valor a lo que realmente importa, sin preocuparme del mañana que ya vendrá con sus problemas y sus alegrías. Lo que está claro es que acompañar a mi madre a morir con solo 47 años de esta enfermedad tan terrible es algo que me ha marcado ya de por vida. "Mamá, siempre estarás presente en todo lo que haga, te siento así y así lo quiero creer."






miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA VIDA TE ENSEÑA A GOLPES

La vida como todos sabemos tiene sus cosas buenas y sus cosas malas; y es curioso, porque a cada uno en su camino le tienen "colocado" algo bueno y algo malo. Lo bueno a veces ni lo apreciamos o creemos que es lo normal y se nos olvida rápido. Y sólo cuando perdemos algo que creemos que nos pertenece, bien por arraigo familiar o bien porque lo hemos ganado a base de esfuerzo, sabemos darle su justo valor. ¡Qué necio es a veces el ser humano!.

Todo el dolor que estoy pasando por la enfermedad de mi madre me está haciendo ver la vida de otra forma. Sólamente el que haya perdido a un ser querido o haya pasado por una situacion similar a la mía me va a entender, los demás me podrán acompañar y apoyar en este duro golpe pero por suerte no han pasado por este infierno. Muchas veces pienso en aquél que tiene a todos los suyos y de lo afortunado que es por ello, y a veces no se valora porque parece que es lo normal. También reflexiono sobre aquél que está igual o peor que yo, que por desgracia hay demasiada gente y mucha a mi alrededor, más de la que yo pensaba. Sin ir más lejos a dos de mis amigos les falta su padre, a una amiga de falta su madre y su hermano, a compañeros de trabajo les faltan padres, madres, hermanos, primos, amigos...etc, y uno es consciente de todo esto cuando le ocurre alguna desgracia. Es como si la vida te quitara la venda con la que supuestamente eras feliz pensando en que a tí nunca te podría ocurrir, no porque seas menos vulnerable a la adversidad ni mucho menos, sino porque resultaría tan fuerte el dolor que ni tú mismo sabrías si tendrías aliento para seguir adelante.

Ocho meses he tardado en darme cuenta del papel tan grande que tengo encima. Ya hace un tiempo que guarde en un cajón parte de mi vida para emprender una lucha por mi madre desde esta seria enfermedad, aún sin noticias esperanzadoras de los médicos, ya en el último capítulo de esta historia, ya sin fuerzas porque estamos agotados, pero sí con el amor hacia un ser querido que es la mayor energía que uno tiene para seguir adelante. Es muy duro tener que replantearte tus tareas cotidianas y cambiar el ritmo de vida por un contratiempo de este calibre. Yo soy las manos y pies de mi madre, y entre otras tareas la ducho, la visto, le pongo los enemas, le hago la comida, la compra, la intento animar cuando está decaída, le recuerdo cuando tomar las medicinas, le pongo lavadoras, le paso la fregona, etc. Así cada día, y sin olvidarme de mi trabajo por la mañana en el Juzgado, que gracias a él puedo desconectar. De toda esta carga lo que más pesa es el componente emocional, la tristeza con la que haces todo, porque no quieres verla peor de lo que ya está.

Estoy en una estapa de mi vida muy agobiante, sólo algunos me comprenderán y sólo otros me querrán comprender. Yo pienso que cada uno tiene lo suyo y sus preocupaciones pero es inevitable sentirse en ocasiones sóla en toda esta tarea. Y es que por mucho que la gente quiera ayudar a veces ni yo misma sé que necesito porque nada te consuela. Agradezco ahora que así lo siento a todos los que se han preocupado de alguna forma por lo que estamos pasando mi familia y yo, ya sea mediante una llamada de teléfono, chateando, haciendome visitas cuando pillo un hueco, preguntando a mi marido por mí o por mi madre, o comentando mi blog que para mí es un desahogo de los momentos más amargos.


martes, 13 de octubre de 2009

MI CUERPO Y MENTE DICEN "BASTA"

El miércoles pasado retomé las clases de oposición para la nueva convocatoria del Cuerpo de Tramitación y Auxilio en Justicia. Al llegar al aula me sentí con ganas e ilusión para aprender de nuevo con las leyes, más que nada porque ya me conoce uno de los profes (muy bueno, por cierto) y porque ya éste es el segundo año en la academia y le voy sacando más jugo a la clase. Pues nada, el caso es que me vine a casa empapada por la lluvia pero contenta y satisfecha por poder seguir luchando en el camino de la oposición. Y aunque era consciente de la difícil situación que tengo y de que no dispongo de tanto tiempo fisico y psicológico, tenía muchas fuerzas que no sé de dónde cogí en ese momento.

A medida que pasan los días me doy cuenta de que me puede el cansancio y me agotan a veces la pena y otros desordenes familiares de los que no ahora no quiero hablar. Además, esta mañana me encontraba fatal de ánimos y muy débil, no me sentía con fuerzas de nada, mi cuerpo estaba diciendo que parara, que este ritmo no lo podía aguantar, después de un puente con problemas y angustias de los que no me puedo desligar y de un "no parar" que me va haciendo mella. Tan solo el domingo pudimos ir a Cadalso a comer en familia con mis suegros y me vine comidita por dentro de dolor por mi madre, y es que a veces es muy difícil desconectar cuando veo que mi madre no mejora.

Esta tarde me la he tomado libre, y cuando digo libre es que no haré visitas ni llamaré por teléfono hasta mañana, por mi bien, por mi estado mental y físico, necesito un poco de tiempo para poder leer el libro que me compré o para repasar artículos de las leyes que necesito memorizar para los ejercicios de la oposición. No he parado ni un momento para hacer cosas que me agraden a mí, no aguanto más... me voy ahora a organizar y mirar los apuntes que mañana tengo otro día largo de academia. Se me está haciendo cuesta arriba pero no quiero rendirme. Tengo que dar a los demás pero también me debo tiempo a mí.

sábado, 3 de octubre de 2009

DESOLACIÓN E IMPOTENCIA

Ayer tuve un dia desolador, mi madre empeoró y yo no pude hacer nada. Se supone que ya debo saber que después de una sesión de quimio viene un día de no levantar cabeza. Pero no puedo ver a mi madre vomitando, con dolores a rabiar de estomago, con los pies hinchados como botas, con la pena que la come por dentro, con su cuerpo desgastado con el que no puede ni moverse... y llorando de impotencia.

Como de costumbre, me fuí con mi madre para estar toda la tarde con ella, y yo ya la ví muy revuelta y sin poder ni hablar por todo la química que la metieron en su cuerpo el día anterior. Además, había estado vomitando mañana y tarde y no comió nada, solo intentó beber un aquarius para asentar el estómago. Ya por la noche, no paró de vomitar y yo me puse muy nerviosa, creía que la daba algo allí mismo, estaba muy pálida y con la cara hinchada. Cogí los telefonos de urgencias para hablar con el oncólogo de guardia y nos recomendó que tomara un medicamento para evitar los vómitos. A mi me temblaba la mano porque cuando cogí la ampolla que supuestamente se tenía que tomar, en el mismo frasco ponía que era inyectable. En ese momento no quería ni pensar como se lo iba a poner. Menos mal que mi madre me dijo "tranquila, hija, que esta ampolla yo me la tomo con agua", pero eso no bastó para tranquilizarme, ya no nos fiábamos y volví a llamar al médico para que me lo aclarara. Finalmente, mi madre se tomó la ampolla como dijo el médico (con agua) y se tumbó en su sofá.

Dieron las diez y media de la noche y Raul vino a buscarme para irnos juntos a Fuenlabrada. Mi padre estaba trabajando y mi hermano había salido con sus amigos a cenar (de eso me enteré después). En las condiciones en las que está mi madre, no puede quedarse sola, y no dudé en llamar a mi hermano para que viniera lo antes posible para quedarse con ella, y me dijo que venía enseguida. Ayer pude contar con él y se lo agradezco, porque en otros momentos no se ha mostrado muy atento con sus cuidados. Qué le estará pasando por la cabeza, porque a mí no me cuenta nada y me preocupa.

Cuando llegó mi hermano ya eran las once de la noche. Al entrar por la puerta, le noté con los ojos llorosos pero sereno. Preguntó que había pasado casi por compromiso (o eso me parecía a mí). Yo le dije en ese momento que bajara al perro con nosotros que ya nos íbamos, porque quería decirle parte de lo que llevo dentro en estos momentos tan duros. Ya en la calle le pregunte qué tal estaba, que yo sé que lo está pasando mal y que cuente con su hermana para lo que quiera. También le agradecí que viniera cuando le llamé y le hice un pequeño reproche de no poder tenerle cuando le necesito para cuidar de nuestra madre y de sentirme a veces como un mueble cuando le veo ya que en muchas ocasiones ni me dirige la palabra. Él me constestó que no le pasa nada, que siempre es la misma canción, que ya sabe que me tiene y que él es así , que no muestra sus sentimientos. Yo le insistí en que no dude en llamarme para cualquier cosa, que yo conozco la casa de mis padres y sé los problemas que hay. Con la tensión del momento, y con el hermetismo de un adolescente me despedí de él y le dije que si no pasa nada entonces era yo la que me iba con la pena a otra parte. Me imagino que se quedó mal, estaba con sus amigos cenando y tuvo que venirse, yo lo siento en el alma pero lo que nos ha tocado vivir salpica a todos y todos debemos arrimar el hombro por nuestra querida madre.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¿LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?

Otra tarde, en la que mi cabeza da vueltas y no encuentra salida. Tengo momentos buenos en los que me relajo como puedo y me echo alguna risa para descargar toda la tensión que llevo dentro, y otros, en cambio, muy malos que me tienen nerviosa la mayor parte del día. Cuando voy a trabajar, doy gracias a que necesito mantener toda mi atención para sacar adelante mi tarea, que no es poca. También mis compañeros hacen que todo el tiempo que estoy allí lo pase lo mejor posible, siempre nos reímos por no llorar de todas las montañas de papel que tenemos encima de la mesa. Creo que por eso cada día aprendo más y con muchas ganas de mejorar en lo que pueda. Parece que se ha convertido en mi sitio de recreo, donde no tengo que ocupar mi cabeza en la enfermedad de mi madre, ni sentirme culpable por ello porque es mi obligación trabajar.

Al llegar a casa, ya por el camino a veces vengo llorando (no siempre), y creo que esa sensación de impotencia y pena no se me va a quitar nunca. A menudo pienso que puedo dar más y más para acompañar a mi madre, pero una cosa es pensarlo y otra hacerlo. Si yo hiciera caso a todo lo que pasa por mi cabeza, estaría tan cansada que no me tendría de pie. De eso intento convencerme para no caer en el error. Me encantaría ir todos los días a ver a mi madre, pero sé que acabaría por descuidarme y no descansaría ni comería lo suficiente para estar sana y coger fuerzas para llevar esta carga. Esto agota mucho, ya llevamos ocho meses con la maldita enfermedad y no veo esa luz al final del túnel. Quizás tampoco quiero verla, por muy mal que estén las cosas no quiero que pase el tiempo para que mi madre no se vea más afectada.

De momento está mi padre para cuidar de ella y yo voy día sí y día no, y siempre hay alguien con ella para acompañarla y ayudarla. Igualmente, mi padre también necesita un respiro de vez en cuando para oxigenarse. Madre mía, estamos todos agobiados y apenados, a veces quiero gritar: "¡Basta!, que se vaya todo por donde ha venido. Me cago en la leche!!! A lo malo nadie se acostumbra!!!" . A veces es inevitable vivir asustado por toda la mierda que nos está cayendo, y hoy quiero gritar bien fuerte para que me oíga todo el mundo, que esto no es vida, que mi familia está a punto de irse al garete...que acabe pronto esta tortura!!!

martes, 15 de septiembre de 2009

ROSQUILLAS CON AZúCAR

Esta tarde tenía algunas décimas de fiebre y me encontraba un poco fatigada. Sólo pensaba en que no puedo ponerme mala porque mañana tengo que ver a mi madre y no quiero contagiarla de nada que la pueda poner peor de lo que ya está. Enseguida he deducido que puede que sea un cúmulo de todo lo que tengo en mi cuerpo. Aunque una intenta estar tranquila, se pierde muy fácilmente la calma solo de darle vueltas a la cabeza, porque por la mañana mi madre tenía otra sesión matadora de quimio. Esa inquietud, que deber ser una mezcla de dolor, miedo, agobio, culpa, angustia, o Dios sabe qué pensamiento me pasa por la cabeza para dejarme k.o., no me permite ver mucho más allá del resquemor que llevo dentro. Parece que me han dado otra paliza, solo de ver a mi madre tan débil y delicada y no poder hacer nada para darle fuerzas y ánimo. Y por mucho que hable con ella, es difícil transmitir cuando uno no está bien del todo.

Ayer hablé con mi madre y, como siempre, le pregunté si tenía algún capricho para llevárselo cuando la viera (lo que esté en mis manos que no le falte) y ella me contestó que le apetecían unas rosquillas con azúcar. Esta tarde he ido a la pastelería a por ellas, y no quiero que deje de pedirme cosas porque para mí es importante que disfrute de lo que pueda. Nó sé si serán de las que tienen mucho azúcar, que a ella le encantan, pero solo pido que pueda comérselas con gusto si es posible.

Después de una sesión de quimioterapía, por experiencia de mi madre, los alimentos suelen saber a metal y pueden dar naúseas. Y si ya es el colmo estar deprimido por la enfermedad, no es justo que le amargue el dulce que tanto le gusta. Sólo pido que pueda comer de lo que la apetezca como está haciendo y permitiendo su delicado estómago (en las comidas, porque las cenas las lleva fatal) . Para ella es una preocupación constante pensar qué puede o no comer , y si al día siguiente tendrá ganas de levantarse del sillón para poner la cacerola al fuego. "Ánimo, mamá, seguro que mañana sacas fuerzas para eso y más".


sábado, 12 de septiembre de 2009

CON "MI MOCHILA" A CUESTAS

Esta semana he dedicado más tiempo a mis cosillas porque he tenido que ir a un curso de Medidas Cautelares Penales en los Juzgados de Guardia impartido en la Consejería de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid. La verdad es que me ha encantado, los profes (ambos Secretarios Judiciales, uno de la Audiencia Provincial de Madrid seccion nº22 de lo Mercantil, y otro del Juzgado de lo Social de Madrid) han conseguido que la clase fuera divertida, participativa y, además, he podido ampliar mis conocimientos a base de Ley de Enjuiciamiento Criminal y Ley de Violencia sobre la Mujer. Aunque para mí ha sido un repaso de lo aprendido este año sobre Juicios Rápidos y Procedimiento Abreviado a base de hincar codos para la bendita oposición, no está de más que te expliquen dando un nuevo aire a las doctrinas recogidas en citadas leyes.

No puedo negar que cada día me gusta más mi trabajo, estoy ahora encantada de ocupar un puesto de interina en el Juzgado de lo Penal nº 1 de Getafe tramitando procedimientos entre montañas de infinitos expedientes. Aunque dicho así puede parecer de locos, hay que buscarle el lado bueno a todo. Confieso que el primer día de trabajo en este Juzgado, no sabía si volver por donde había venido o remangarme, empezar a currar y aprender a pelearme con los autos. Lo segundo es lo que hice, más que nada porque uno no puede ahora mismo elegir tal y como están las cosas hoy en día. Esa parte buena de la que hablo es instruirse cada día de las leyes que amparan o castigan nuestra conducta. Desde mi lado, como ejecutora penal, parezco la mala de la película requiriendo el ingreso a prisión o el pago de multas tanto a familias acomodadas como a las más desfavorecidas. Pero para nada, yo solo hago cumplir lo dictado en sentencia, y ya les digo yo que el Juzgado no ha ido a buscarlos. Por otro lado, puedo asegurar que encima de mi mesa tengo historias que no tienen desperdicio, entre ellas de violencia doméstica o sobre la mujer (también llamada de género), y son las más "sangrientas".

Con ocasión del curso, en el que se habló bastante de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (donde estuve ya un tiempo trabajando) y de que yo ya andaba detras de la novela de Stieg Larsson no dudé en darme ayer un caprichito y me traje a casa su primer libro de la trilogía Millennium "Los hombres que no amaban a las mujeres". Parece prometedor este relato que esconde una violencia de género en su trama. Además, por la mañana escuché en la radio (Onda Cero) que este autor ha obtenido, a título póstumo, el V premio a la labor más destacada contra la violencia de género, concedido por el Consejo General del Poder Judicial. Lástima que no sea él mismo quien vaya a recoger su premio porque falleció en 2004 de un ataque al corazón.

Bueno, no puedo decir que haya tenido una mala semana, eso sí, no he dejado ni un momento de lado "mi mochililla", como yo digo, donde llevo los sentimientos que me acompañan en todo lo que hago. Siempre dedico unas tardes a mi mami, quien además me apoya y sabe que la llevo en mi corazón día y noche.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

MI MADRE LE LLORA A LA LUNA

El sábado fue un día de los que vuelves a Fuenlabrada sin ganas de nada, con el ánimo por los suelos. Y no es para menos porque yo egoistamente iba con la ilusión de darle el tinte a mi madre pero no pudo ser. Mi madre tenía las fuerzas justas para decirme: "hija, que malita estoy, otro día me lo das, estoy hoy muy triste...". Con estas palabras, no pude hacer otra cosa de darla muchos mimos con abrazos y besos (qué lástima e impotencia te entra).

La tarde con mis padres fue muy tristona (es lógico) y a veces uno no sabe qué hacer ni qué decir en estos casos. Mi madre se tuvo que desahogar en lágrimas diciendo que no se encontraba bien, que se sentía extraña. Yo, abatida, no pude evitar llorar y lamentarme de esta situación. Ella me llegó a decir que esta enfermedad es lo peor que te puede pasar y que nunca la tuviéramos ninguno. Sólo hay que mirarla a los ojos para ver todo el dolor que la pesa. No para de recordarme lo bonito que es la salud y que eso es la alegría para ella, y yo la contesto: "mamá, es una pena que tengan que pasar estas cosas para darnos cuenta de lo importante que es estar sano, que muchas veces no se valora y nos preocupamos de cosas que no tienen tanta importancia".

Cuando llegó el momento de despedirnos, me fundí en un abrazo con mi madre queriéndola transmitir cariño y fuerzas. Y después, al ver que mi padre se derrumbaba en lágrimas, me fuí con él a la terraza y me dijo: " ¿ves la luna? , pues tu madre ayer estuvo pidiendola que la de fuerzas para curarse, que quiere estar mejor, que esto no es vida.... y así la habló un buen rato." Yo en ese momento, ví la luna más bonita que nunca y también se lo pedí. Si hay alguien que nos escuche, que nos ayude.

domingo, 6 de septiembre de 2009

16 PASTILLAS, 1 INYECCIÓN SUBCUTÁNEA Y 1 AMPOLLA

La quimioterapia es agresiva por la naturaleza química del compuesto. Y después de estar 6 horas seguidas recibiendo ese veneno en una sesión cotidiana, lo que nadie te dice es que pasará durante los siguientes días. En mi caso, mi madre no podía levantarse del sillón ni salir a la calle por mucho tiempo debido a su debibilidad, ella dice que le faltan fuerzas y ánimo (con lo activa que ella ha sido) . Su delicado cuerpo está muy castigado por toda la química y se encuentra intoxicada. Y por si eso fuera poco, aún le quedan sesiones que la torturan física y psicológicamente. En la primera sesion de quimio estábamos muy novatos, y yo no me podía creer que mi madre despúes de pasar por ese infierno, se tenía que tomar ¡16 pastillas, 1 inyección subcutánea y 1 ampolla cada día hasta la siguiente sesión!, es decir, todos los días.

Mientras mi padre cogía el fajo de recetas y las llevaba a médico de cabecera para que las firmara el inspector médico (así todas las semanas), yo escribía la lista de medicación que mi madre debía tomar para ponerla en la puerta de la nevera y que no se le olvidara ingerir ninguna (esa es la condena que debe cumplir el enfermo por tener cáncer). A mí se me revolvía el cuerpo sólo de pensar en toda la medicación, y todavía me pongo mala de saber que ese calvario sigue día tras día. A mi madre le han hecho adicta a la todas esas pastillas sin las que ya no puede vivir. No se concede la libertad de despegarse del reloj y lo mira a todas horas para ver que pastilla le toca.

En casa nos resultan muy familiares nombres de fármacos como Primperan para evitar naúseas, Nexium Mumps para proteger al estómago, Continus para evitar los dolores, Fortecortim para evitar una embolia, Emend para evitar más vomitos, Xeloda que es quimio en pastillas, Neulasta para subir defensas, Equinacea también para las defensas, Paracetamol para combinar con Morfina (Continus) y pastillas para dormir que no recuerdo el nombre para poder conciliar el sueño de esta pesadilla. Cada medicamento tiene sus dosis de administración y no sé cómo mi pobre madre no mezcla las tomas de tanto nombre, es espantoso. Por no decir el listado de contraindicaciones que tiene cada una. Para mí esto es una bomba directa al estomago y demás órganos encargados de filtrar esta combinación de pastillas. Y sí, te pueden decir que para curarse hay que ponerse muy malita, pero ese cuento te lo tragas al principio, ya después de ver que mi madre no mejora, no entiendes para qué todo este suplicio.



viernes, 4 de septiembre de 2009

EL FíSICO Sí IMPORTA

El miércoles fui a visitar a mi madre. Cuando estába en el portal y escuché la voz de mi padre preguntando "quién es", me tembló el cuerpo, sabía que mi madre, que a veces contesta, ésta vez no se había ni levantado a coger el telefonillo. Parece como si ya mi organismo se preparara para ver algo angustioso. Cuando entré por la puerta a la casa, me recibió mi padre muy serio y con cara de preocupación. Nos miramos y no nos dijimos nada, ya llevamos el dolor por dentro y parece que en ese instante sobraban las palabras. Al entrar al salón me encontré a mi madre como de costumbre tumbada en el sillón, y lo primero que me dijo es que "se encontraba mal, que la noche anterior había vomitado la cena". Después me dijo que había comido ese día macarrones que al parecer le sentaron bien, y eso me alivió. Lo que no me esperaba es que enseguida me fuera a decir que la mirara la cabeza, que la dijera si le había crecido el pelo, y que había pensado darse un tinte. Para mí fue lo más bonito que escuche aquella tarde viéndola con ilusión de tener su pelo. Eso demuestra otra vez su fuerza, y a mí la verdad es que me duele ver a "mi niña" pelona y no dudé en bajar a la farmacia a por un tinte y mil si hace falta. Después de comprarlo quedamos en que se lo daría el sábado, y a mí me hace mucha ilusión, entiendo que ya no quiera llevar peluca. Aunque sé que no debo adelantarme porque aún tiene muy poquito pelo y se le clarea bastante el cuero cabelludo, pero me encantaría verla un poco contenta. Sé que físicamente mi madre ha pasado de ser una mujer de 47 años a una anciana de 80, el físico la ha marcado y no solo eso, la veo que anda encorvada como una abuelilla, y quiero que se vea un poquito mejor dentro de lo posible. A pesar de este cambio yo la veo más guapa que nunca porque la miro con el corazón.

Por otro lado, ayer fui a la peluquería a cortarme las puntas, y te das cuenta de cómo las mujeres arreglan su pelo cuando se sienten tristes para verse más guapas. Yo pensé en qué pasaría si me cortara a cero el pelo. Seguramente, ya me tendría que buscar las mañas para ponerme una peluca o dejar la vergüenza a un lado y atreverme a salir así por la calle. Lo primero es un remedio incómodo y lo segundo solo lo entendería la gente que me quiere. Eso es lo que pensará mi madre. Pero sé que dentro de poco saldrá sin peluca sin Dios quiere.

jueves, 3 de septiembre de 2009

UN LIBRO NECESARIO

Este luctuoso libro me lo traje ya hace tiempo de casa de mis padres con la idea equivocada de que nunca me lo leería, porque nadie en principio desea saber cómo va a ser su muerte, y yo no iba a ser menos. Me daba hasta mal rollo tenerlo en mi estanteria del salón, y debo confesar que no entendía cómo mis padres pudieron encargarlo en su día al Circulo de Lectores. Claro, que la vida da muchas vueltas, y lo que no me iba a imaginar es que un día lo iba a necesitar para conocer y comprender la existencia desde la enfermedad, sobre todo el capitulo dedicado al cáncer por lo que me toca ahora vivir, y reconozco que me aportó calma en este doloroso camino. Me conmovió ver cómo percibe el enfermo su ultimo capítulo en esta vida, y lo importante que es que se sienta acompañado de sus seres queridos para irse sosegado. Y yo pienso que, aunque la manera de irnos o de despedir al ser querido no está en nuestas manos, al igual que no decidimos qué enfermedad nos tocará o qué accidente nos llevará al otro mundo, lo obvio es que para morir hay que haber vivido, y que se debe intentar disfrutar de los pequeños momentos, ayudar al más débil y dejar "huella" con nuestras humanas acciones.

martes, 1 de septiembre de 2009

SE ME ENCOGE EL CORAZÓN

Esta tarde parece que me han dado una paliza. Acabo de hablar con mi madre y la pobre está hecha polvo. Después de la sesión de quimioterapia que ha recibido esta mañana no tiene fuerzas ni parar hablar. Me ha contado que ha estado hablando con la psicóloga del Hospital 12 de Octubre y le ha dicho que no necesita ayuda, que su hija es psicóloga y que de momento no quiere recibir ayuda de alguien “extraño” para ella. Se me caen las lágrimas, yo solo puedo ayudarla desde el corazón, a mi no me entra ahora la razón, pero me consuela pensar que se siente acompañada de su familia en este momento tan duro para ella, y tan penoso para los que la vemos.


Está acompañada de mi tía y mi padre, y mañana iré yo a verla, pero se me encoge el corazón de pensar cómo me la voy a encontrar. Esto no es justo, solo puedo pedir que no la duela, que pueda descansar, que siga pensando que se va a curar…. que palo más grande.

viernes, 28 de agosto de 2009

UNA TARDE INOLVIDABLE

Ayer tuve una tarde que me quedará grabada para siempre en mi retina. Para cualquiera que no está en mí lugar le parecería que estoy exagerando, o incluso que no ve nada de especial en lo que hice. Yo puse en cada minuto que disfrutaba de mi madre todo el cariño y atención que se merece. No quiero pensar que puede que sea de los últimos días que yo la vea con un poco de fuerzas para seguir adelante. Y es que después de verla tirada en el sillón todos los días que iba a visitarla, por todo el cansancio que lleva arrastrando por su enfermedad y por todo el tratamiento que le han metido en su cuerpo, ayer me invitó a salir a dar un paseo y esta vez no era yo la que intentaba tirar de ella. Nos fuimos a una tiendecita del Barrio a ver un camisón que quería comprarse y es que me hizo una ilusión tremenda. Con sus 44 kilos de peso que se hacen notar en su extrema delgadez, su peluca que la da mucho calor y el poco aliento que tenía, salimos las dos a la calle como madre e hija. Ella me demostró la fuerza interior que tiene y su lucha por la vida. Yo no dejaba de mirarla como si fuera una figura muy valiosa y frágil que en cualquier momento se podría caer y romper. Sentí algo muy especial, no sé si es consciente, pero cada vez que la veo me da una lección de vida.

martes, 25 de agosto de 2009

VISITA AL ONCÓLOGO

Las últimas noticias que el oncólogo nos dío sobre su enfermedad no fueron muy esperanzadoras. De esto ya hace tres semanas, y estoy deshecha en dolor. Ese 4 de Agosto en el que después de tantas sesiones de quimioterapia y de tortura teníamos unos resultados “clave” para ver la eficacia del tratamiento, y que a pesar de ver que una de las posibilidades podría ser que mi madre no saliera de ésta, ocurrió lo que no queríamos que pasara. Mi padre me llamó por teléfono y yo estaba en el trabajo ese día con una sensación mala en mi cuerpo porque me temía lo peor. Cuando lo cogí me dijo: “Hija no tengo buenas noticias, el médico me ha dicho que el tumor se ha extendido por la base del estómago y no hay operación que la pueda salvar, he hablado a solas con el médico… y éste no me ha dado ninguna esperanza…cree que no llegará a fin de año…” Todo esto me lo dijo intentando aguantar las lagrimas inevitables del inmenso dolor, después añadió: “…. No es justo…si existe Dios…cómo se despista en estos casos..”.

lunes, 24 de agosto de 2009

PRESENTACIÓN

Quiero empezar este blog con la letra de esta preciosa canción de Rosana que tantas veces he escuchado y que me ha servido para darme aliento cuando lo he necesitado,


Si te arrancan al niño, que llevamos por dentro,
Si te quitan la teta y te cambian de cuento
No te tragues la pena, porque no estamos muertos
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Si te anclaran las alas, en el muelle del viento
Yo te espero un segundo en la orilla del tiempo
Llegarás cuando vayas más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo

Si te abrazan las paredes desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la respiración
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo, te eche un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar

Si robaran el mapa del país de los sueños
Siempre queda el camino que te late por dentro
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo
Mejor lento que parado, desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la imaginación
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo te eche un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar

Sólo pueden con tigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro
Llegarás cuando vayas, más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo



Esta canción es uno de los grandes temas de Rosana en mi opinión, y no hay nada más bonito que cantar a la esperanza en momentos de tu vida en los que estás hecho trizas y en los que es a lo único que te puedes agarrar. Para mí es un balsamo porque estoy viviendo uno de los peores momentos de la vida y poco a poco tendré que aprender del dolor que siento por dentro y de no perder "la esperanza", aunque en ocasiones me cueste.