jueves, 3 de septiembre de 2009

UN LIBRO NECESARIO

Este luctuoso libro me lo traje ya hace tiempo de casa de mis padres con la idea equivocada de que nunca me lo leería, porque nadie en principio desea saber cómo va a ser su muerte, y yo no iba a ser menos. Me daba hasta mal rollo tenerlo en mi estanteria del salón, y debo confesar que no entendía cómo mis padres pudieron encargarlo en su día al Circulo de Lectores. Claro, que la vida da muchas vueltas, y lo que no me iba a imaginar es que un día lo iba a necesitar para conocer y comprender la existencia desde la enfermedad, sobre todo el capitulo dedicado al cáncer por lo que me toca ahora vivir, y reconozco que me aportó calma en este doloroso camino. Me conmovió ver cómo percibe el enfermo su ultimo capítulo en esta vida, y lo importante que es que se sienta acompañado de sus seres queridos para irse sosegado. Y yo pienso que, aunque la manera de irnos o de despedir al ser querido no está en nuestas manos, al igual que no decidimos qué enfermedad nos tocará o qué accidente nos llevará al otro mundo, lo obvio es que para morir hay que haber vivido, y que se debe intentar disfrutar de los pequeños momentos, ayudar al más débil y dejar "huella" con nuestras humanas acciones.

1 comentario:

  1. Ese tipo de lecturas te están abriendo los ojos hacia la puta realidad con la que nacemos, pero por lo general preferimos no tener que abrirlos.

    Hay gente que no los abre núnca y es respetable. Otros, como tú, los abren buscando un consuelo, una tranquilidad o normalidad... no sé muy bien que se busca. Respuestas, supongo.
    Lo que sí estoy observando es que leer, hablar, escribir sobre cosas no-alegres ayuda a afrontarlas.

    Yo quiero abrir mis ojos un poco más y cuando tenga algo de tiempo cogeré este libro y lo afrontaré con esa dignidad de la que hablas.

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