viernes, 24 de mayo de 2013

LA BUENA NUEVA

Es curioso cómo pasa el tiempo, hace casi 9 meses que le dí la feliz noticia. Recuerdo la sorpresa que le preparé para que pudiera vivir ese momento con tanta emoción como lo viví yo al ver el predictor con resultado positivo. No quería que fuera algo de contar y ya está, sino de sentir, ver, escuchar y sobre todo de poder ver en su cara esa felicidad de un futúro papá ilusionado. Tengo que decir que lo conseguí con ese álbum de fotos que le compuse con tanto cariño y esmero, recopilando nuestros momentos más felices juntos, que no son pocos. Me siento muy afortunada de tenerle a mi lado, es mi compañero de viaje y me demuestra cada día que somos un equipo. Para el que no lo sepa, todo empezó un día en el que yo le daba mil vueltas a mi cabeza para intentar sorprender a mi pareja y, después de indagar en cual sería el mejor regalo pensé que un álbum con nuestras mejores fotos juntos (y con amigos, familiares, acontecimientos especiales...) era un detalle muy bonito para regalar. No había un día señalado ni nada que celebrar, simplemente muchos motivos por los que hacer algo especial a alguien a quien tanto quiero y admiro. 

Una vez terminado el álbum, que me llevo unos meses entre quitar y poner y volver a retocar las fotos y los textos que me gustaban, me enteré de que estaba embarazada. Imaginad yo sola en mi casa, con el predictor en la mano y una noticia tan grande que solo sabía yo y no quería decirselo de cualquier manera a mi chico. Entonces pensé que en la última página de ese regalo habría un regalo aún mayor, la noticia de que íbamos a ser papás. Solo había un inconveniente, tenía que esperar un par de semanas para que me imprimieran el fotolibro, asi que me armé de paciencia y decidí que hasta que no tuviera el libro mi chico no sabría nada de mi embarazo. Ahora lo pienso y menos mal que al final tardaron solo una semana porque ya no aguantaba más y quería gritarlo a los cuatro vientos.

Ese gran día intenté cuidar cada detalle, al llegar a casa le preparé una comida con velitas y música de fondo, y de forma inesperada tenía un regalito envuelto que en cuanto lo vio se le iluminó la cara. Cuando llegó el postre era el momento de ponerle aquel tema de Aerosmith "I don´t wanna miss a thing" y de que abriera al fin su regalo (cada vez que escuchamos esta canción nos viene a la cabeza un día muy bonito, nuestra boda, ya que fue la balada que elegimos para abrir el baile). Reconozco que tenía muchas ganas de ver la cara que ponía al final y no sé quien de los dos estaba más nervioso. Él iba poco a poco pasando cada página, disfrutando de cada imagen y de todo el cariño que llevaba impregnado cada texto, hasta que por fín llegó al final y no pudo contener las lágrimas de la emoción, no se lo creía y me empezó a dar besos en la tripa, fue genial, casi termino yo llorando también. Estabamos ilusionados y con algo muy grande entre manos, nuestra mayor aventura juntos que aún está por llegar. Todo un reto y un aprendizaje para nosotros.

Ya queda menos para que ese sueño se haga realidad, si todo va bien en unas 4 semanas tendremos al renacuajo con nosotros. Y a pesar de lo ilusionados que estamos (con nuestros miedos normales de padres primerizos) mucho hemos escuchado de lo difícil que es la crianza, de que se nos acabará el tiempo para nosotros, de las noches sin dormir, de preocupaciones constantes, de un postparto muy deprimente, de que se pasa muy rápido el tiempo de disfrute del bebé, de los gastos... y con todo ello tenemos que lidiar, pero al final solo hay una historia que es "la nuestra" y una balanza en la que compensarán más alegrías que otra cosa (o eso es lo que esperamos) y estará inclinada hacia el lado bueno. De momento como ya he contado en otras ocasiones estoy viviendo esta etapa con mucha ilusión y esperando solo cosas buenas, que las malas vienen solas y ya nos hacemos una idea por lo que nos cuentan.

Ahora que estamos en la recta final, tenemos muchas ganas de ver la carita a nuestro niño. Yo no me quiero perder ver como su papi lo coge en brazos para sentir el calor de esa criaturita, ni como será el momento en que lo oiga llorar o ver como és mi chiquitín y sentirlo piel con piel, darle el pecho, acariciarle, quererle, comérmele a besos. Para mí sentirlo en mi interior es algo mágico, me encanta seguir notando esos movimientos y pataditas cada vez con más fuerza. Ya juego con él a hacerle cosquillas en sus diminutos pies que se hacen notar en mi barriga y también se le nota el culete, la espalda, las manitas. No tengo adjetivos para describir estas sensaciones, sé que las echaré de menos. Y por supuesto intentaré disfrutar de todas las que tienen que llegar y estamos esperando con los brazos abiertos.