viernes, 4 de septiembre de 2009

EL FíSICO Sí IMPORTA

El miércoles fui a visitar a mi madre. Cuando estába en el portal y escuché la voz de mi padre preguntando "quién es", me tembló el cuerpo, sabía que mi madre, que a veces contesta, ésta vez no se había ni levantado a coger el telefonillo. Parece como si ya mi organismo se preparara para ver algo angustioso. Cuando entré por la puerta a la casa, me recibió mi padre muy serio y con cara de preocupación. Nos miramos y no nos dijimos nada, ya llevamos el dolor por dentro y parece que en ese instante sobraban las palabras. Al entrar al salón me encontré a mi madre como de costumbre tumbada en el sillón, y lo primero que me dijo es que "se encontraba mal, que la noche anterior había vomitado la cena". Después me dijo que había comido ese día macarrones que al parecer le sentaron bien, y eso me alivió. Lo que no me esperaba es que enseguida me fuera a decir que la mirara la cabeza, que la dijera si le había crecido el pelo, y que había pensado darse un tinte. Para mí fue lo más bonito que escuche aquella tarde viéndola con ilusión de tener su pelo. Eso demuestra otra vez su fuerza, y a mí la verdad es que me duele ver a "mi niña" pelona y no dudé en bajar a la farmacia a por un tinte y mil si hace falta. Después de comprarlo quedamos en que se lo daría el sábado, y a mí me hace mucha ilusión, entiendo que ya no quiera llevar peluca. Aunque sé que no debo adelantarme porque aún tiene muy poquito pelo y se le clarea bastante el cuero cabelludo, pero me encantaría verla un poco contenta. Sé que físicamente mi madre ha pasado de ser una mujer de 47 años a una anciana de 80, el físico la ha marcado y no solo eso, la veo que anda encorvada como una abuelilla, y quiero que se vea un poquito mejor dentro de lo posible. A pesar de este cambio yo la veo más guapa que nunca porque la miro con el corazón.

Por otro lado, ayer fui a la peluquería a cortarme las puntas, y te das cuenta de cómo las mujeres arreglan su pelo cuando se sienten tristes para verse más guapas. Yo pensé en qué pasaría si me cortara a cero el pelo. Seguramente, ya me tendría que buscar las mañas para ponerme una peluca o dejar la vergüenza a un lado y atreverme a salir así por la calle. Lo primero es un remedio incómodo y lo segundo solo lo entendería la gente que me quiere. Eso es lo que pensará mi madre. Pero sé que dentro de poco saldrá sin peluca sin Dios quiere.

1 comentario:

  1. Me encantó esta esta entrada.

    Un saludo enorme, te sigo leyendo. Cuentame si al final se puso el tinte o no!

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