miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA VIDA TE ENSEÑA A GOLPES

La vida como todos sabemos tiene sus cosas buenas y sus cosas malas; y es curioso, porque a cada uno en su camino le tienen "colocado" algo bueno y algo malo. Lo bueno a veces ni lo apreciamos o creemos que es lo normal y se nos olvida rápido. Y sólo cuando perdemos algo que creemos que nos pertenece, bien por arraigo familiar o bien porque lo hemos ganado a base de esfuerzo, sabemos darle su justo valor. ¡Qué necio es a veces el ser humano!.

Todo el dolor que estoy pasando por la enfermedad de mi madre me está haciendo ver la vida de otra forma. Sólamente el que haya perdido a un ser querido o haya pasado por una situacion similar a la mía me va a entender, los demás me podrán acompañar y apoyar en este duro golpe pero por suerte no han pasado por este infierno. Muchas veces pienso en aquél que tiene a todos los suyos y de lo afortunado que es por ello, y a veces no se valora porque parece que es lo normal. También reflexiono sobre aquél que está igual o peor que yo, que por desgracia hay demasiada gente y mucha a mi alrededor, más de la que yo pensaba. Sin ir más lejos a dos de mis amigos les falta su padre, a una amiga de falta su madre y su hermano, a compañeros de trabajo les faltan padres, madres, hermanos, primos, amigos...etc, y uno es consciente de todo esto cuando le ocurre alguna desgracia. Es como si la vida te quitara la venda con la que supuestamente eras feliz pensando en que a tí nunca te podría ocurrir, no porque seas menos vulnerable a la adversidad ni mucho menos, sino porque resultaría tan fuerte el dolor que ni tú mismo sabrías si tendrías aliento para seguir adelante.

Ocho meses he tardado en darme cuenta del papel tan grande que tengo encima. Ya hace un tiempo que guarde en un cajón parte de mi vida para emprender una lucha por mi madre desde esta seria enfermedad, aún sin noticias esperanzadoras de los médicos, ya en el último capítulo de esta historia, ya sin fuerzas porque estamos agotados, pero sí con el amor hacia un ser querido que es la mayor energía que uno tiene para seguir adelante. Es muy duro tener que replantearte tus tareas cotidianas y cambiar el ritmo de vida por un contratiempo de este calibre. Yo soy las manos y pies de mi madre, y entre otras tareas la ducho, la visto, le pongo los enemas, le hago la comida, la compra, la intento animar cuando está decaída, le recuerdo cuando tomar las medicinas, le pongo lavadoras, le paso la fregona, etc. Así cada día, y sin olvidarme de mi trabajo por la mañana en el Juzgado, que gracias a él puedo desconectar. De toda esta carga lo que más pesa es el componente emocional, la tristeza con la que haces todo, porque no quieres verla peor de lo que ya está.

Estoy en una estapa de mi vida muy agobiante, sólo algunos me comprenderán y sólo otros me querrán comprender. Yo pienso que cada uno tiene lo suyo y sus preocupaciones pero es inevitable sentirse en ocasiones sóla en toda esta tarea. Y es que por mucho que la gente quiera ayudar a veces ni yo misma sé que necesito porque nada te consuela. Agradezco ahora que así lo siento a todos los que se han preocupado de alguna forma por lo que estamos pasando mi familia y yo, ya sea mediante una llamada de teléfono, chateando, haciendome visitas cuando pillo un hueco, preguntando a mi marido por mí o por mi madre, o comentando mi blog que para mí es un desahogo de los momentos más amargos.