
No puedo negar que cada día me gusta más mi trabajo, estoy ahora encantada de ocupar un puesto de interina en el Juzgado de lo Penal nº 1 de Getafe tramitando procedimientos entre montañas de infinitos expedientes. Aunque dicho así puede parecer de locos, hay que buscarle el lado bueno a todo. Confieso que el primer día de trabajo en este Juzgado, no sabía si volver por donde había venido o remangarme, empezar a currar y aprender a pelearme con los autos. Lo segundo es lo que hice, más que nada porque uno no puede ahora mismo elegir tal y como están las cosas hoy en día. Esa parte buena de la que hablo es instruirse cada día de las leyes que amparan o castigan nuestra conducta. Desde mi lado, como ejecutora penal, parezco la mala de la película requiriendo el ingreso a prisión o el pago de multas tanto a familias acomodadas como a las más desfavorecidas. Pero para nada, yo solo hago cumplir lo dictado en sentencia, y ya les digo yo que el Juzgado no ha ido a buscarlos. Por otro lado, puedo asegurar que encima de mi mesa tengo historias que no tienen desperdicio, entre ellas de violencia doméstica o sobre la mujer (también llamada de género), y son las más "sangrientas".
Con ocasión del curso, en el que se habló bastante de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (donde estuve ya un tiempo trabajando) y de que yo ya andaba detras de la novela de Stieg Larsson no dudé en darme ayer un caprichito y me traje a casa su primer libro de la trilogía Millennium "Los hombres que no amaban a las mujeres". Parece prometedor este relato que esconde una violencia de género en su trama. Además, por la mañana escuché en la radio (Onda Cero) que este autor ha obtenido, a título póstumo, el V premio a la labor más destacada contra la violencia de género, concedido por el Consejo General del Poder Judicial. Lástima que no sea él mismo quien vaya a recoger su premio porque falleció en 2004 de un ataque al corazón.
Bueno, no puedo decir que haya tenido una mala semana, eso sí, no he dejado ni un momento de lado "mi mochililla", como yo digo, donde llevo los sentimientos que me acompañan en todo lo que hago. Siempre dedico unas tardes a mi mami, quien además me apoya y sabe que la llevo en mi corazón día y noche.
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